Hola! Hace dos semanas con ayuda de mi amigo Quim pusimos en marcha en el blog de
Nubes de papell un post que tendría 6 capítulos, 6 piezas de un puzle
aquí tenéis la
primera, por si aún no lo habías visto.
En este pot os traemos la segunda pieza, hoy os hablara de la
eficiencia energética.
Os dejo con su fantástico post!
PUZZLE 2: EFICIENCIA ENERGÉTICA
En el anterior post hablamos del consumo de proximidad, una
forma de comprar útil para nuestra salud, paladar y bolsillo, y también una
actitud personal que acaba beneficiando nuestro entorno social presente y
futuro.
El tema que trataremos hoy se esconde bajo un nombre
farragoso, pero es en realidad algo igualmente cotidiano: ¿de qué forma podemos
calentar, enfriar, iluminar… nuestros hogares al menor coste posible?
La cuestión de cómo optimizar el gasto energético de una
vivienda no es novedosa en absoluto, como veremos, aunque quizás sea un tema de
interés creciente en los últimos tiempos, cuando a razón de una situación de
desempleo dolorosa y con los salarios supervivientes en retroceso, un recibo de
la luz permanentemente al alza pone en jaque numerosas economías domésticas.
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Existen una serie de cambios de fácil aplicación que nos
pueden ayudar a reducir considerablemente nuestro dispendio energético. Veamos
algunos ejemplos: desconectar los “vampiros” que tenemos en
casa, que son todas esas lucecitas rojas de los dispositivos electrónicos
apagados “en espera”, se calcula que nos ahorra el equivalente al consumo de un
gran electrodoméstico; respecto a la calefacción y el aire acondicionado, aunque
sabemos que la temperatura de confort se sitúa entre los 18 y 25 grados, a
menudo nos empeñamos en calentar o enfriar demasiado nuestras casas, lo cual
dispara el consumo (un 6% por cada grado adicional); ducharnos en vez de llenar
la bañera de agua caliente, aprovechar el calor residual de una cocina
apagándola antes de terminar, sustituir por LEDs las bombillas de mayor uso,
hay muchas formas sencillas de disminuir la factura de la luz. De hecho muchas
familias ya las aplican desde hace tiempo, bien sea por principios o por
necesidad.
Naturalmente, las compañías del sector energético se dan
cuenta del impacto que esta reducción de la demanda tiene en sus cuentas de
resultados, a lo que responden aumentando la cuota fija que nos cobran mientras
disminuyen la fracción que resulta propiamente del consumo que realizamos, con
lo que nuestro esfuerzo ahorrador resulta fútil. Todo ello, hay que decirlo,
con el visto bueno de un gobierno que, por otro lado, obliga disponer de una
certificación de eficiencia energética a todo aquel que quiera vender su
vivienda. Curioso, ¿verdad?
Volviendo al asunto del ahorro, probablemente las medidas
más eficientes a medio y largo plazo sean las de tipo pasivo. En la antigua
Grecia ya se construían las casas orientadas hacia el sur, con un pórtico de
profundidad tal que proyectaba sombra sobre la fachada en verano, cuando el Sol
se encuentra más alto, y permitía aprovechar su calor al incidir sus rayos
desde más abajo en invierno. Nosotros difícilmente podremos reorientar nuestras
viviendas ya construidas, pero sí disponemos de mejores cerramientos de
ventanas y puertas, cristales dobles, paredes y techos con cámara y relleno
aislante, así como toldos regulables para el verano.
Invertir hoy en estas cuatro mejoras básicas nos puede ser
de gran utilidad en el futuro, cuando el empobrecimiento de nuestras fuentes de
energía tenga consecuencias más allá de su precio.
No es esta la película que hoy se vende en los medios que la
mayoría leemos o escuchamos, aquella que
dice que los humanos gracias al progreso tecnológico vamos camino de sustituir
el petróleo por las energías renovables, que además de verdes son cada vez más
baratas, potentes, e infinitas, por supuesto. Poca gente es consciente de que
nuestro principal combustible, el petróleo crudo, se encuentra en declive desde
el año 2005, que este hueco creciente lo están supliendo a duras penas con
sucedáneos de peor calidad, y mayor impacto ecológico. Dicho de otra manera,
nos hemos comido ya la fruta del árbol que teníamos a nuestro alcance y cada
vez tenemos que trepar más y más arriba… hasta que no salga a cuenta.
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Por una razón parecida, los molinos de viento y las placas
fotovoltaicas también tienen un límite para nosotros: los materiales que
necesitamos para construirlos, o el cobre que hace falta para electrificar todo
lo que hoy no es eléctrico, que al igual que las manzanas del árbol nos resulta
cada vez es más costoso de extraer. Atendiendo a estas limitaciones, y
suponiendo una fuerte implicación de toda la sociedad, se calcula que podríamos
llegar a cubrir con renovables sólo una cuarta parte de nuestro consumo total
actual, lo cual nos da una idea de cuan profundos serán los cambios que
experimentaremos en los próximos años.
En el siguiente post daremos algunas pinceladas más sobre
este nuevo escenario futuro y trataremos de encauzar una de las preguntas qué
primero nos vendrá a la cabeza: ¿cómo nos vamos a ganar la vida de ahora en
adelante?
Hasta pronto!
Hasta aquí la segunda pieza del puzzle! Vosotros seguís los pasos que aconseja Quim? Estos post nos
van a ir bien para darnos cuenta donde estamos en realidad, donde parece que
vamos a llegar y que deberíamos hacer o aprender.
Con sus post lo iremos viendo, esperamos con ganas la
tercera pieza del puzzle, gracias Quim!
Un abrazo a tod@s!