miércoles, 8 de octubre de 2014

Segunda pieza del puzzle

Hola! Hace dos semanas con ayuda de mi amigo Quim  pusimos en marcha en el blog de Nubes de papell un post que tendría 6 capítulos, 6 piezas de un puzle aquí tenéis la primera, por si aún no lo habías visto.  En este pot os traemos la segunda pieza, hoy os hablara de la eficiencia energética.


Os dejo con su fantástico post! 

PUZZLE 2: EFICIENCIA ENERGÉTICA

En el anterior post hablamos del consumo de proximidad, una forma de comprar útil para nuestra salud, paladar y bolsillo, y también una actitud personal que acaba beneficiando nuestro entorno social presente y futuro.

El tema que trataremos hoy se esconde bajo un nombre farragoso, pero es en realidad algo igualmente cotidiano: ¿de qué forma podemos calentar, enfriar, iluminar… nuestros hogares al menor coste posible?

La cuestión de cómo optimizar el gasto energético de una vivienda no es novedosa en absoluto, como veremos, aunque quizás sea un tema de interés creciente en los últimos tiempos, cuando a razón de una situación de desempleo dolorosa y con los salarios supervivientes en retroceso, un recibo de la luz permanentemente al alza pone en jaque numerosas economías domésticas.


Existen una serie de cambios de fácil aplicación que nos pueden ayudar a reducir considerablemente nuestro dispendio energético. Veamos algunos ejemplos:   desconectar los “vampiros” que tenemos en casa, que son todas esas lucecitas rojas de los dispositivos electrónicos apagados “en espera”, se calcula que nos ahorra el equivalente al consumo de un gran electrodoméstico; respecto a la calefacción y el aire acondicionado, aunque sabemos que la temperatura de confort se sitúa entre los 18 y 25 grados, a menudo nos empeñamos en calentar o enfriar demasiado nuestras casas, lo cual dispara el consumo (un 6% por cada grado adicional); ducharnos en vez de llenar la bañera de agua caliente, aprovechar el calor residual de una cocina apagándola antes de terminar, sustituir por LEDs las bombillas de mayor uso, hay muchas formas sencillas de disminuir la factura de la luz. De hecho muchas familias ya las aplican desde hace tiempo, bien sea por principios o por necesidad.

Naturalmente, las compañías del sector energético se dan cuenta del impacto que esta reducción de la demanda tiene en sus cuentas de resultados, a lo que responden aumentando la cuota fija que nos cobran mientras disminuyen la fracción que resulta propiamente del consumo que realizamos, con lo que nuestro esfuerzo ahorrador resulta fútil. Todo ello, hay que decirlo, con el visto bueno de un gobierno que, por otro lado, obliga disponer de una certificación de eficiencia energética a todo aquel que quiera vender su vivienda. Curioso, ¿verdad?

Volviendo al asunto del ahorro, probablemente las medidas más eficientes a medio y largo plazo sean las de tipo pasivo. En la antigua Grecia ya se construían las casas orientadas hacia el sur, con un pórtico de profundidad tal que proyectaba sombra sobre la fachada en verano, cuando el Sol se encuentra más alto, y permitía aprovechar su calor al incidir sus rayos desde más abajo en invierno. Nosotros difícilmente podremos reorientar nuestras viviendas ya construidas, pero sí disponemos de mejores cerramientos de ventanas y puertas, cristales dobles, paredes y techos con cámara y relleno aislante, así como toldos regulables para el verano.

Invertir hoy en estas cuatro mejoras básicas nos puede ser de gran utilidad en el futuro, cuando el empobrecimiento de nuestras fuentes de energía tenga consecuencias más allá de su precio.



No es esta la película que hoy se vende en los medios que la mayoría leemos  o escuchamos, aquella que dice que los humanos gracias al progreso tecnológico vamos camino de sustituir el petróleo por las energías renovables, que además de verdes son cada vez más baratas, potentes, e infinitas, por supuesto. Poca gente es consciente de que nuestro principal combustible, el petróleo crudo, se encuentra en declive desde el año 2005, que este hueco creciente lo están supliendo a duras penas con sucedáneos de peor calidad, y mayor impacto ecológico. Dicho de otra manera, nos hemos comido ya la fruta del árbol que teníamos a nuestro alcance y cada vez tenemos que trepar más y más arriba… hasta que no salga a cuenta.



Por una razón parecida, los molinos de viento y las placas fotovoltaicas también tienen un límite para nosotros: los materiales que necesitamos para construirlos, o el cobre que hace falta para electrificar todo lo que hoy no es eléctrico, que al igual que las manzanas del árbol nos resulta cada vez es más costoso de extraer. Atendiendo a estas limitaciones, y suponiendo una fuerte implicación de toda la sociedad, se calcula que podríamos llegar a cubrir con renovables sólo una cuarta parte de nuestro consumo total actual, lo cual nos da una idea de cuan profundos serán los cambios que experimentaremos en los próximos años.

En el siguiente post daremos algunas pinceladas más sobre este nuevo escenario futuro y trataremos de encauzar una de las preguntas qué primero nos vendrá a la cabeza: ¿cómo nos vamos a ganar la vida de ahora en adelante?

Hasta pronto!

Hasta aquí la segunda pieza del puzzle! Vosotros seguís los pasos que aconseja Quim? Estos post nos van a ir bien para darnos cuenta donde estamos en realidad, donde parece que vamos a llegar y que deberíamos hacer o aprender.

Con sus post lo iremos viendo, esperamos con ganas la tercera pieza del puzzle, gracias Quim!

Un abrazo a tod@s! 












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